A veces vida, a veces pesadilla.

Irte a dormir con preocupaciones tan simples como un examen, un amor, el viaje que harás... pero te sorprendes cuando tu subconsciente sueña con algo que tu pocas veces imaginas o intentas evitarlo porque duele. Levantarte y pensar que preferirías tener una pesadilla que soñar con la realidad que va a ocurrir en un futuro no muy lejano asusta. Encontrarte con algo que nunca has vivido, ni soñado, ni quieres que pase pero sabes que no puedes huir. Y es así, la muerte, la única certeza de nuestras vidas, y que más me asusta por desconocerla, porque algún día llegue el momento de perder a las personas que te han criado, que han hecho de ti lo que eres ahora, que han luchado ante todo para que estés aquí, escribiendo por ellos, con miedo porque sabes que si alguna de esas personas se va nada será igual, desde una cena familiar de navidad hasta escuchar una canción.
Y te han podido criar pocas o muchas personas pero normalmente ahí están los abuelos, los que sienten algo especial por ti y tú por ellos. Y como en el sueño te dicen que se va pero aún le ves bien, aún no crees que ocurra, pero llega, con sigilo eterno. Hay que aprovechar cada momento. Valorar lo que tenemos.